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LA REVOLUCIÓN DE LOS JÓVENES

Los acontecimientos han confirmado que los jóvenes representan algo más que el futuro de un país. Están aquí y el presente les pertenece.

Publicado: 2015-05-16

Por Luis Rodríguez / Redes Sociales del Perú y el Mundo 

La derecha peruana sufrió su más grande derrota en las elecciones pasadas, cuando en la segunda vuelta solo existían dos candidatos a ocupar la presidencia: Ollanta Humala Tasso y su programa, “la gran transformación” y Keiko Fujimori con el programa neoliberal heredado de su padre. 

Las organizaciones juveniles, los centros federados universitarios, los colectivos y organismos sociales impulsaron el movimiento “DIGNIDAD” con las banderas y consignas políticas “NO A KEIKO”. Allí quedan como testimonio una de la más grande movilización realizadas en Lima, que le dio el triunfo al traidor.

Posteriormente el movimiento se dispersó, pero quedó latente esa necesidad de los jóvenes de expresar en las calles su voz de protesta frente a las acciones de un gobierno que traiciono las promesas de un programa de cambio en favor de las grandes mayorías.

Las acciones del gobierno genocida de Israel contra Palestina, y de la derecha venezolana con el respaldo del gobierno de Washington, contra el gobierno de Nicolás Maduro; impulsó nuevamente a los jóvenes solidarios a las calles a respaldar a los pueblos agredidos por el imperio.

La movilización en solidaridad con Palestina, convoco a una gran concentración de jóvenes que marcharon coreando consignas contra el gobierno genocida de Israel y del gobierno de los EE.UU., recibiendo su primer bautizo de protesta entre palos y gases lacrimógenos en la plaza San Martin, donde fueron dispersados por la policía en su afán de llegar al Congreso.

Luego vino la famosa Ley de régimen laboral juvenil o la Ley Pulpín, que daba beneficios tributarios a las empresas, reducía los costos laborales de los empleadores, pero recortaba los beneficios laborales juveniles. Muy pronto estos estuvieron en las calles, en rechazo a esta ley explotadora, decididos a escribir su propia historia, luchando codo a codo con los gremios sindicales, enfrentándose a la policía y a un gobierno neoliberal que no escatimaba esfuerzos por complacer al gremio de empresarios nacionales.

Ni la concentración policial -al igual que hoy en Arequipa-, ni el poder logístico y represivo del gobierno, pudieron doblegar el espíritu indómito de estos jóvenes, que en un muy poco tiempo se convirtieron en la vanguardia de la protesta, de la oposición autentica contra un estado rabiosamente neoliberal; arrebatándole esta dirección a los grupos de la izquierda vegetariana, dueños de un inmovilismo sospechoso.

Las luchas por la derogatoria de esta Ley, tuvo sus frutos el 26 de enero de 2015, en la que el Pleno del Congreso de la República derogó esta lesiva Ley, causando gran algarabía y alboroto en esta su primera victoria.

Posteriormente las acciones del Alcalde de Lima Castañeda Lossio, sus improvisados anuncios de obras que llevan el sello de la revancha contra la gestión anterior evidenciadas en la anulación de la reforma integral de transporte, los Murales de Lima, el proyecto Río Verde —que contemplaba la recuperación de la ribera del río Rímac con 25 hectáreas de áreas verdes, el teleférico del cerro San Cristóbal, la suspensión de casi todas las políticas culturales; provoco un gran disgusto en la población; siendo el detonante de todas ellas el conjunto de tres by pass en el cruce de la Avenida 28 de Julio con Wilson, obra que un sector de la oposición llamó improvisada, por no contar con el expediente técnico ni haber sido consultada en el Concejo Metropolitano.

Muy pronto los jóvenes nuevamente salieron a las calles a enfrentar a un alcalde sin una visión conjunta de ciudad, usando para tal fin estrategias pacifistas, como acampar en las zonas demarcadas para la construcción de las obras y sendas movilizaciones, en las cuales volvieron a enfrentarse con la policía.

Y ahora nuevamente enfrentan al gobierno de Ollanta, que antes de irse, obsesivamente desea congraciarse con los grupos de poder económico que manejan el país.

Faltando un poco más de 12 meses para concluir su gobierno y ante un desastroso desempeño en el manejo de la economía y programas sociales, así como en la lucha contra la inseguridad, el narcotráfico y la corrupción; hoy quiere someter por la fuerza al pueblo agrícola del Valle del Tambo -haciendo caso a las presiones del poder económico- para imponer a sangre y fuego, la dictadura del modelo neoliberal al servicio de la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (CONFIEP).

Y nuevamente hoy tenemos los tenemos en las calles, movilizándose en solidaridad con los agricultores del Valle del Tambo, convirtiéndose en la vanguardia de un movimiento que a la corta o la larga terminará rigiendo los destinos de este país.

Las viejas consignas de Libertad y Democracia, hoy remozadas, vuelven a escucharse en la boca de estos jóvenes, que cansados de esperar, han decidido cambiar el rumbo de la historia de este país y han rebasado el inmovilismo político de las organizaciones de la vieja izquierda ahogada en sus propias contradicciones, para pasar a la materialización de un sueño por construir, con propuestas reales que nos saquen del marasmo de esta vejez estúpida.

Los acontecimientos han confirmado que los jóvenes representan algo más que el futuro de un país. Están aquí y el presente les pertenece.


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